Texto por: Rosina González @cicloturismomexico
Maternar y cicloviajar son dos actividades que me gusta hacer, pero hasta hace unos meses era algo que no sabía cómo fusionarlo.
Cuando tenía 3 meses en mi primer embarazo, mi pareja y yo hicimos un cicloviaje donde atravesamos Canadá; estar embarazada y avanzar 80 km diarios fue un tema, ya que toda mi energía estaba canalizada en crear vida y yo le pedía a mi cuerpo que aparte de eso hiciera un esfuerzo mayor para transportarme al siguiente punto. Ese fue el último cicloviaje que hicimos, ya que después nació mi hijo Tonatiuh y después no tardó en llegar mi segunda hija, Atzin.
Pasando tres años y medio, en enero de este año mi esposo y yo decidimos desempolvarnos y volver a viajar en bici. Pensamos varias opciones y decidimos irnos a lo grande y hacer un viaje por Centroamérica, pero ahora en familia. ¡Vaya aventura que nos esperaba!
Tona tiene 3 años y medio y Atzin 18 meses, a quien yo sigo amamantando y el viaje no iba a ser impedimento para hacerlo. Y créanme que no fue fácil este viaje, porque aunque no pedaleamos mucho, con el peso de las bicis se hace más duro el recorrido, ya que mi bici con carreola, equipaje y cría pesa aproximadamente 98 kilos y Lalo, mi pareja, anda en los 110 kg aproximadamente, con equipaje, bici e hijo.
Además, ¿sabían que la producción de leche materna quema hasta 600 calorías al día? Eso significa que comencé a hacer ejercicio doble, así que me tenía que alimentar e hidratar muy bien. Y cuando es momento de descansar de pedalear, solo paramos de estar montados en la bici porque no se descansa realmente: los peques requieren atención, comida y juegos. Les cuento un poco el día a día:
Las crías nos despiertan tempranito, y dependiendo del hambre que tengan, puede variar entre 5:30 am y 6:30 am; no hay tiempo para 5 minutos más en la cama. Atzin siempre pide chichita en la mañana, tarde, noche, y bueno, a la hora que me pide siempre le doy. Levantamos sleeping, casa, y comenzamos a preparar el desayuno que normalmente es fruta, avena o si sobra algo de la cena eso lo desayunamos. Aquí todos ayudamos, hasta Atzin levanta sus cosas. Revisamos que todos tengan agua disponible, cambiamos el pañal de Atzin, les ponemos en sus asientos con los cinturones de seguridad, algún juguete cerca por si se aburren en el trayecto, y comenzamos a pedalear. El tiempo desde que despertamos y salimos va de 2 a 3 horas, es mucho pero somos dos personas cuidando a dos peques.
En este primer trayecto tratamos de hacer máximo 15 km, a veces es muy difícil conseguirlo porque cuando piden parar tenemos que hacerlo, a veces es fácil porque se duermen un par de horas y ahí aprovechamos. En otras ocasiones no quieren dormir en la bici y tenemos que parar a dormirles en algún lugar tranquilo con sombra. Cuando paramos comemos fruta, algún pan o algo rápido que tengamos. Volvemos a darle hasta que es la 1 pm aproximadamente y entonces paramos de nuevo a preparar la comida, lo más fácil es hacer pasta o arroz y verduras. Mis peques arrasan con lo que les demos, bueno, igual Lalo y yo. Después de comer tenemos que jugar un ratito, trajimos una libreta para pintar y una melódica porque Lalo le está enseñando a tocar a Tona.
Aquí aprovecho para que Atzin tome su lechita, ella siempre me pide cuando paramos. Seguimos en la tarde pero ya hacemos poquitos kilómetros porque a las 4 pm tenemos que buscar un lugar donde dormir seguros; hacer acampada libre ha sido un reto en Centroamérica, ya que la mayoría de los terrenos están cercados y no podemos arriesgar a los peques a pasar un susto. Sin embargo, hemos encontrado mucha hospitalidad en las familias centroamericanas y en la mayoría de lugares donde les preguntamos si podemos acampar en sus patios nos dejan hacerlo y no dudan en invitarnos un plato de gallo pinto. Mis peques están alegres de viajar y conocer muchos lugares, han hecho amistades cada noche en las casas donde dormimos y lo mejor es que comparten juegos, cantos y experiencias.
Aunque no ha sido fácil la lactancia, maternar y pedalear por lo cansado que termina mi cuerpo, al mismo tiempo me da fuerza y entusiasmo saber todos los beneficios que tenemos al hacerlo, cuando mi hija me pide chichi se la doy con gusto y pienso que solo es una etapa que jamás va a regresar y que también es una forma de agradecerle el permitirme compartir estos momentos en bici juntas, y sin duda creo que esta será una buena herencia que le dejaré.
Gracias al gran fotógrafo que capturó estos momentos de mamá ciclista marsupi.
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Muchas felicidades Batichica!! no tengo palabras para felicitar a esa familie tan guerrerx.
Son un lindo ejemplo
Les amo
Mi completa admiración y respeto a los cuatro por esta travesía. Tuve la oportunidad de conocerlos, Justo nos unió en el parque de la foto mientras nuestros hijos disfrutaban de las hamacas. Saludos Lei
Woooo son unos super guerreros kien lo Hiba a decir k mi primo Lalo aria tanto !!! Muchas felicidades y esa tenasidad de seguir adelante con esas grandes bendiciones k tienen !! Solo me resta decirles k sigan con sus sueños y cuidense mucho !!no desistan a hacer lo k les gusta !!k gran lección les dejarán a sus pekes muchas felicidades !!!bendiciones
Un gran ejemplo, felicidades por tan bella y activa aportación