Texto y fotos por Daniel Zaíd @perdidoenbici
Nota: este reseña es iniciativa propia, aproveché la oportunidad de probar una bici que su dueño me prestó.
A principios del año pasado, la conocida marca de bicicletas Surly lanzó al mercado un nuevo modelo llamado Preamble. El marketing se enfocó en decir “Nada más es necesario. Nada menos es suficiente”, dando a entender en pocas palabras lo que la página oficial relata a más detalle: el objetivo de hacer una bici de acero de uso rudo, y darle sólo los atributos que más importan, haciéndola rápida y cómoda principalmente para pavimento pero también que inspirara confianza al estar sobre terrenos irregulares. Esta bici es ofrecida en tallas desde XS, S, M, L, y XL, donde las XS y S son rodado 650B, y de M a XL son rodado 700, con capacidad de llantas recomendada de hasta 41 mm y cuenta con monturas para parrillas frontal y trasera, además de guardafangos. Hay dos monturas para portabidones, uno en el tubo inferior y otro en el de asiento. La geometría está pensada para ser usada tanto con manubrio recto como curvo, y es compatible con transmisiones 1x o 2x. Hace unos meses tuve la oportunidad de probar la versión en manubrio recto tal y como se anuncia en el sitio de Surly; aquí comparto algunas opiniones e ideas al respecto.
No está de más ver el video promocional de Surly:
¿Por qué cuesta menos que las demás Surly?
A primera vista, el cuadro parece hacer honor a su slogan. A diferencia de algunos modelos de Surly, no hay opción para freno v o cantilever, no hay montura para bidón debajo del bottom bracket, ni 50 hoyuelos en cada brazo de la horquilla, ni montura para palanca de cambios en el tubo inferior. Tampoco hay, y esto me pareció extraño, pero razonable, opción de usar single speed a menos que sea con un tensor de cadena, ya que los dropouts son verticales. Todo esto seguramente ayudó a mantener el costo más bajo, porque no es exagerado decir que cada punto de soldadura cuesta: recordemos que detrás de cada bici hay personas (Taiwanesas en el caso de Surly) poniendo cada soldadura.
La horquilla es unicrown, lo cual también reduce costo comparado a las horquillas con uniones que vienen en otros modelos de Surly. Y para completar, la bici es ofrecida con componentes económicos pero conocidos, en este caso, frenos Avid BB5, una transmisión Microshift Acolyte 1×8 (cassette 12-42, crank 40t), y llantas Kenda 700×35. Esto finaliza en un precio de venta en los EEUU de $800 dólares la versión de manubrio recto y $1100 en drop, y $550 el puro cuadro y horquilla, siendo la bici de más bajo costo que Surly ofrece actualmente (varía según lugares, etc).
Mis impresiones rodándola
Es un hecho conocido que las bicis Surly suelen ser más grandes que lo que su talla dice comparado con otras marcas. Por qué Surly hace esto, no lo sé, pero es regla general en su marca. En este caso, la talla mediana que me tocó usar, de no haber sido por el sticker con la letra M, me hubiera dado la impresión de ser talla grande por el tamaño del triángulo. Surly recomienda la talla M para estaturas de 170 a 182 cm, lo cual me sitúa justo en el límite superior recomendado. El tubo de asiento mide 56 cm del centro de los pedales a la abrazadera del asiento, igual que mi Straggler, así que la altura del tubo superior se sintió familiar. El manubrio me quedó muy cerca para mi gusto, pero recordemos que esta bici se ofrece en manubrio recto y en drop, y con el drop el alcance se alarga. Si fuera a usarla con un manubrio recto o curvado hacia atrás me iría por la talla L, pero si fuera a usarla en drop, me quedaría con la M.
La primera vuelta a la cuadra me recordó a mi primer bici híbrida: una sensación similar a la de una bici de ruta, con la confianza que da un manubrio recto y llantas más anchas. El pedaleo se sintió eficiente, y los frenos de disco invitaban a hacer skids pero recordé que esta bici no era mía y debía llegar a su dueño en el mejor estado posible. Por cierto, gracias Javo por dejarme calarla. Después de esa vuelta rápida, la adapté a mis necesidades: le puse una bolsa de manubrio, dos botellas, luces, y una bomba de aire donde quizá no debería.
Ese día salimos a rodar por una variedad de caminos urbanos, y el rango del Microshift Acolyte me fue suficiente para las subidas y bajadas de la ciudad; me tomó un poco de tiempo acostumbrarme a que la palanca de cambios sólo da dos clicks por cada empujón, y antes de llegar a un semáforo debía dar dos o tres jalones completos para dejar un cambio flojito. Para meter cambios duros es uno a la vez, que es lo estándar. Durante el tiempo que la usé, los cambios fueron precisos y la cadena no se salió en los pequeños brincos que di y banquetas que subí y bajé. La bici se sintió de reacción rápida tanto al acelerar como al maniobrar, y me incitaba a hacer las subidas de pie sobre los pedales. Fue MUY divertida.
En tramos rectos largos extrañé el drop, un cambio que personalmente yo haría. Sin embargo, es indudable la simplicidad del manubrio recto además del bajo costo de componentes comparado con el manubrio curvo. No tomaría mucho ponerle unos frenos hidráulicos, por ejemplo.
¿Para quién creo que es adecuada esta bici?
La Preamble me parece una bici ideal para alguien que:
- Quiere una Surly (duh),
- No se la ha comprado porque están relativamente caras, y
- No quiere una bici con llanta ancha.
El cuadro Preamble me pareció una excelente plataforma para cumplir el sueño de tener una Surly (me confieso parte de esto) y existe incluso la posibilidad de conseguir sólo el cuadro y arrojarle partes que consigas de otro lado o que ya tengas de, por ejemplo, la bici de ruta de los 80s que se te rompió. Creo que, incluso con los componentes más económicos, la diversión estará garantizada. Personalmente no pude evitar comparar la Preamble con mi Straggler y la Straggler me gusta más por diversas razones, es decir, que de tener que elegir entre ambas, mi recomendación sería la Straggler. Ahora, si estás buscando algo similar pero con más capacidad para terracería o cicloviaje cargado, probablemente la Bridge Club sea lo que estés buscando.
La Preamble es actualmente ofrecida en colores blanco, negro, y el azul que afortunadamente me tocó a mi. Este color resalta en las fotos de forma agradable, y le tengo cariño especial porque es muy similar al color de mi bici de montaña, que yo mismo elegí a la hora de pintarla.
Si esta bici fuera mía, le pondría las llantas más anchas que le quepan (una rápida búsqueda en google muestra que le caben 44mm) en tubeless porque donde ruedo hay espinas, y sería un vehículo excelente para jugarle carreras a los semáforos en la ciudad e ir a la rodadita gravelera del fin de semana. Tampoco dudaría en ponerle bolsas para irme a acampar, aunque consideraría ponerle un plato más chico, dependiendo del terreno, y definitivamente la apoyaría en paredes porque ese color está para tomarle muchas fotos y etiquetar a Surly aunque nunca me pelen. En general, una bici con la que probablemente no podrás hacer todo lo que quieras, pero sí mucho de lo que quieras.
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